FERROL

Ferrol, ciudad situada en el noreste de la comunidad gallega, se localiza en las denominadas Rías Altas, en el “Portus Magnus Artabrorum” para los romanos, Golfo Ártabro para nosotros.

De origen medieval cobró gran importancia en el siglo XVIII, cuando los monarcas de la casa de Borbón la convierten en una de las bases de la escuadra española: de los reinados de Fernando VI y Carlos III datan el arsenal y los astilleros militares.

La actividad naval y su industria siempre ha sido el símbolo de esta ciudad que se vio mermado en los años 80 con la conversión naval y que, en la actualidad, sigue suponiendo lo grueso de la economía del territorio, pero en menor medida.

Pero, ¿qué hace de Ferrol una ciudad especial que merezca ser visitada? ¡Sigue leyendo y toma nota de todas las razones por las que has de tener en cuenta a este municipio en tus próximas vacaciones!

Que ver en Ferrol

Lo primero que has de hacer es perderte por las calles del barrio “cuadriculado” de la Magdalena. Aprobado su diseño en cuadrícula en 1761, por el rey Carlos III, se convierte en el nuevo Ferrol, racionalista y abandonando la desestructura medieval del anexo Ferrol Vello. A partir de este momento, este barrio se convertirá en la zona adinerada donde viven los ingenieros que trabajan en los astilleros. Será a principios del siglo XX, cuando el arquitecto Rodolfo Ucha, le dé el toque final, con la construcción de numerosos edificios modernistas, la construcción de aceras, jardines y parques. La Magdalena, es una “tableta de chocolate”, de calles horizontales y perpendiculares perfectas organizadas en base a dos plazas: la de Armas y la de Amboage. Además, es en este barrio donde se ubican algunos de los edificios más importantes: Capitanía, Jardines de Herrera, el Mercado o la Concatedral de San Julián. ¿Te lo vas a perder? Conoce todo el barrio de la Magdalena a través de la ruta del Modernismo: el teatro Jofre, el edificio del Mercado y numerosas casas de propiedad privada son magníficos ejemplos es este estilo arquitectónico. Los balcones y galerías de madera y forja, las formas sinuosas y vegetales, inundan las fachadas de estos edificios. Si visitas la ciudad en Semana Santa o en verano esta ruta es guiada, sino puedes hacerla de forma libre.

Otra de las opciones que ofrece la ciudad de Ferrol son la visita a sus museos, si eres un amante de la navegación o el arte contemporáneo, estás en el lugar adecuado. Exponav y el Museo Naval, así como el Centro Torrente Ballester, llenarán tu mochila de recuerdos e historias que no querrás olvidar.

Ferrol Vello, el Barrio de Canido o el Arsenal, son otros de los puntos dentro de la ciudad que no podemos dejar de visitar. En Ferrol Vello, nos enamorarán las callejuelas empinadas y las plazuelas desorganizadas, recuerdo de su origen medieval. Hoy en día esta zona, está resurgiendo, está de moda por los numerosos establecimientos de hostelería que han querido darle un giro a una zona en antaño, olvidada. Debemos de acercarnos hasta el puerto, ver la iglesia del Socorro y subir hasta el barrio de Canido, para emocionarnos con las “Meninas de Canido” un proyecto de arte contemporáneo al aire libre, de un artista local, Eduardo Hermida que, en el intento de reavivar y recuperar la vida de su barrio, se le ocurrió la idea de convertir las paredes de los edificios abandonados en lienzos en blanco para que los artistas de la zona los grafiteasen con sus versiones del famoso cuadro de Velázquez.

Otra de las visitas obligadas es el castillo de San Felipe. Situado a las afueras es necesario desplazarse en coche. Ubicado en una de las orillas de la Ría de Ferrol, es uno de los máximos exponentes de lo que se conoce como el Ferrol de La Ilustración; un conjunto de edificaciones dentro y fuera de la ciudad que la convirtieron en la ciudad que es hoy. Tenemos que retroceder hasta el siglo XVI para encontrar los antecedentes del castillo. El descubrimiento de América, su colonización y los primeros enfrentamientos por el dominio del Océano Atlántico, otorgaron al puerto de Ferrol una gran importancia desde el punto de vista estratégico: como aprovisionar y proteger la Armada de los Austrias.

Fue por iniciativa de Felipe II, hacia 1598, cuando se edificó la primera fortificación, que se conserva integrada en la construcción del siglo XVIII, ya reformada.

En esta misma época se erigen otros dos castillos: el de la Palma y el de San Martín, al otro lado de la Ría, en el municipio de Mugardos. Entre los tres y durante mucho tiempo hicieron de esta ría un punto impenetrable y fue así porque el castillo de la Palma y el de San Felipe estaba unidos por una cadena que impedía la entrada de tropas enemigas. Dos fueron las batallas históricas que se libraron en estas tierras: el ataque de las tropas francesas y el de las inglesas, en la conocida Batalla de Brión, y que todos los veranos se conmemora con una representación teatralizada.

El castillo desde el punto de vista arquitectónico, es la sucesión de construcciones de distintas épocas y etapas, que configuraron el edificio actual. Se puede visitar durante todo el año y si lo haces en verano, tendrás la opción de participar de las visitas guiadas teatralizadas, especialmente interesantes si viajas en familia y con niños. El resto del año, la visita es libre, pero existen paneles interpretativos por todo el espacio que te ayudarán a entender y empaparte de la historia de este monumento.

Si con todo, todavía no te hemos convencido para que visites la ciudad de Ferrol entonces, atento a nuestras últimas recomendaciones.

No puedes visitar Ferrol y no probar su gastronomía, perderte por las tascas y restaurantes del Barrio de La Magdalena: pescados, mariscos, quesos y verduras de exquisita calidad harán las delicias de los paladares más exigentes.

Si eres amante de la naturaleza, de playas casi desiertas y agrestes, de la práctica del surf, o asiduo a pequeñas calas escondidas, … ¡Ferrol es la respuesta!

Playas como la de Doniños con su laguna, San Jorge con su pinar, Cobas, Santa Comba, son de una belleza exquisita que tardarás mucho en olvidar. Desconecta de la rutina, del estrés dando un paseo o tomando el sol, en alguna de estas playas de arena blanca en un entorno natural único. Si todavía te queda tiempo, entonces recorre la costa Ártabra y déjate llevar por sus faros, sus cabos y sus vistas panorámicas desde Monte Ventoso o el Monte de Chamorro, donde además de una ermita, podrás sentir el poder de estar en las alturas.

¡Guíate por tus sentidos, visita Ferrol!